Cuando escuché el portazo final algo dentro de mí se rompió y sentí su ausencia como una sentencia de muerte. Dijo que siempre se quedaría conmigo pero no fue así, sólo esperaba una buena oportunidad, -"como todos"- dijo mientras hacía la maleta transformado el aire en una neblina densa de amargura. Le entregué todo lo que tenía, amor, sexo y alcohol, una combinación ganadora. Le entregué todo mi tiempo, me entregué a ella en cuerpo y alma. Pero esa puta se marchaba, me daba de lado dejando su olor impregnado en las sábanas, en mis manos. Hace un instante que se ha ido y ya noto su falta. Que zorra.
A la mañana siguiente desperté sintiendo a mi autoestima como una navaja afilada sobre mi pecho, hundida y cortante, haciéndome sangrar de rabia y de vergüenza. Por estúpido, por no haberlo visto venir, por haberme dejado llevar. La solución sería seguir bebiendo, con un poco de suerte vomitaría o mearía mi estupidez. He destrozado mi guitarra contra el suelo. Las astillas se me han clavado en los pies y sangro. Mientras todo me da vueltas me tumbaré en el suelo esperando mi oportunidad, la que me lleve de vuelta a tus brazos.
A la mañana siguiente desperté sintiendo a mi autoestima como una navaja afilada sobre mi pecho, hundida y cortante, haciéndome sangrar de rabia y de vergüenza. Por estúpido, por no haberlo visto venir, por haberme dejado llevar. La solución sería seguir bebiendo, con un poco de suerte vomitaría o mearía mi estupidez. He destrozado mi guitarra contra el suelo. Las astillas se me han clavado en los pies y sangro. Mientras todo me da vueltas me tumbaré en el suelo esperando mi oportunidad, la que me lleve de vuelta a tus brazos.
4 comentarios:
Empiezas a parecerte a Hank
Oye, me encanta.
Muchas gracias!
Viva Hank Rafael Moody
Publicar un comentario